
La innovación es lo que nos permite seguir sobreviviendo, y evolucionando como organizaciones.
Por eso, aprender a innovar es una de las habilidades más demandadas en estos momentos.
Una de las cosas que más me gusta de las formaciones que hacemos para equipos es ver la evolución de los mismos. Cuando comenzamos, aparecen los miedos y las inseguridades de las personas ¿pero esto, es para mi? Pero si yo no soy una persona innovadora, o no tengo tiempo para innovar.
A medida que vamos avanzando con nuestro método de las 3 I, nuestro método de innovación, las personas van transformando esas sensaciones, van comprobando la efectividad del proceso, y recogiendo evidencias para romper muchos de los mitos que tienen sobre la innovación.
Y es que hemos validado nuestro método con cientos de personas y equipos, y podemos asegurar que a innovar se aprende. La clave está en trabajar las actitudes y habilidades que la innovación necesita, en tener un proceso claro, y las herramientas necesarias -y saber utilizarlas- para que la innovación se produzca.
A innovar se aprende, con formación en innovación
Te voy a contar un paso a paso de cómo lo hacemos con un ejemplo real con el que trabajamos la semana pasada:
– Primero identificamos dónde estaba la organización respecto a la innovación: qué habían hecho, que estaban haciendo y que les gustaría hacer y obtener.
Identificamos sus principales retos de innovación, que al final resumimos en uno que es el que trabajamos: ¿Cómo podríamos hacer que la innovación y la curiosidad estén en nuestro día a día?
– Empezamos a aplicar nuestro método de las 3 I: Investigar, Idear e Implementar.
– En la primera fase, Investigación, utilizamos diferentes herramientas como los Mapas de empatía o Customer Journey, para comprender la situación que queríamos resolver.
De aquí surgieron importantes insigths que nos sirvieron para ir concretando nuestro reto inicial. Siguiendo una de nuestras premisas “ojo, podrías estar creando soluciones para el problema que no es”
Así que la investigación nos llevó a identificar 7 retos diferentes -uno para cada equipo- y más específicos que el primero del que partíamos.

– Desde aquí, comenzamos con la siguiente fase, la Ideación, donde hicimos un proceso de divergencia a través de técnicas como SCAMPER, Relaciones forzadas, 8 crazys o Las celebrities.
– ¿Sabes cuantas ideas salieron en cada equipo? ¡Más de 60! Eso es lo que pasa cuando creas unos procesos de co-creación con actitudes curiosas y colaborativas.

– Después, iniciamos un proceso de convergencia a través de técnicas de convergencia como Los 8 factores o Walt Disney.
Lo que nos permitió seleccionar aquellas ideas más poderosas (según los criterios establecidos previamente) y darle forma aquellas que todavía se habían quedado más generales.
– Con todo esto, entramos en la última fase, la implementación, dónde los equipos acabaron de perfilar los detalles de la solución elegida, crearon su primer prototipo y su plan de acción para poner en marcha esas soluciones.
El resultado fue increíble. Cuando los equipos presentaron sus soluciones, además de que eran soluciones innovadoras y factibles, estaban conectados con la experiencia de que innovar es posible, y desde ahí sentían la confianza para seguir haciéndolo en su día a día.
La actitud y las habilidades, las claves de nuestra formación en innovación
Una de las principales claves de nuestro método, se basa en trabajar lo que nosotras llamamos la base de cualquier proceso: la actitud.
¿Te imaginas plantar una semilla en un terreno asfaltado?
Antes de incluir la herramienta, es importante trabajar el terreno. ¿Y cómo lo hacemos? Trabajando diferentes aspectos:
– La confianza para innovar y crear. Ayudando a conectar con su experiencia de que es posible innovar y crear y que en su vida ya lo han hecho. Es importante incluir que hay diferentes tipos y niveles de innovación.
– Transformando miedos e inseguridades como el miedo al fracaso o “al qué dirán”. Creando entornos de confianza donde las personas se puedan expresar y hacer desde la seguridad.
– Desarrollando las 6 habilidades que para nosotros forman el ADN del innovador: La capacidad de aplazar el juicio, la curiosidad, la capacidad de cuestionar y romper paradigmas, el pensamiento creativo, el pensamiento crítico, y la gestión emocional.
Si quieres innovar en tu organización, desarrollar un equipo innovador y colaborativo, crear una experiencia de innovación o que la innovación esté en el ADN de los equipos y de la organización, llamanos. ¡Estos son los retos que más nos gustan!
