Este verano llegó a mis manos el libro “Mundofiltro, cómo los algoritmos han aplastado la cultura” y me hizo reflexionar sobre la importancia de aprender a pensar y la responsabilidad que tenemos cada persona a la hora de usar la tecnología, y en concreto las redes sociales.
Tengo la sensación, y ojalá sea solo una sensación, de que hablamos de este tema, pero hacemos poco en este sentido en las organizaciones, en las universidades, en las escuelas.
Así que aquí va mi granito de arena para explorar junt@s este tema.
Pensamiento crítico, aprende a pensar
El pensamiento crítico es la habilidad que nos permite crear, recoger y seleccionar información, decidir con qué nos quedamos y con qué no, evaluar y diferenciar esa información.
En la actualidad, es tan fácil y sencillo, crear y compartir información que esto hace que haya mucha cantidad de contenido. Por eso, cobra especial importancia que las personas tengamos la capacidad de pensar de forma efectiva sobre qué es real, válido, útil, interesante, relevante y qué tipo de impacto tiene esa información que consumimos, compartimos, creamos.
El pensamiento crítico nos ayuda a elaborar nuestras ideas. Es un proceso de pensar que incluye varios procesos, uno de ellos: recojo, observo, creo, selecciono. Esta selección la hacemos en base a nuestras creencias o supuestos – aquí es interesante ser conscientes de nuestros sesgos-. Y muchas veces esa selección es un hábito- es decir, repetimos esa forma de pensar una y otra vez.
Qué nos limita el pensamiento critico: las prisas uno de sus principales enemigos
Vamos tan deprisa, que muchas veces nos resulta más fácil repetir o no cuestionarnos las cosas. Investigar requiere tiempo. Pero esa investigación es necesaria para poder elaborar información e ideas, y para poder tomar decisiones.
Necesitamos parar, reflexionar, observar, hacernos preguntas, bajar los ritmos para poder ver más allá y profundizar. Por ejemplo: estás en una reunión y alguien comparte un argumento, los demás asienten y tú casi por repetición, haces los mismo. Pero ¿estás realmente de acuerdo? ¿Qué opinas realmente de eso? ¿En qué se basa tu opinión? O estás en una red social y ves rápidamente varios contenidos – pasas por ellos sin detenerte- y ves que una publicación tiene muchos ‘likes’ así que tú también le das uno. Muchas veces sin pensar si realmente se lo querías dar, sin saber qué había en realidad.
Desarrollar nuestro pensamiento crítico requiere también ir a la experiencia de lo que está pasando. Muchas veces quedarnos en los ideales nos aleja de este pensamiento. Y esta forma de observar y pensar se puede entrenar.
¿Cómo puedo empezar a desarrollar ya mi pensamiento crítico?
Como cualquier habilidad, el pensamiento crítico, se desarrolla, pero como hemos comentado requiere tiempo y dedicación.
Es importante conectar porqué quieres desarrollar este pensamiento. En mi caso, por ejemplo, hay una razón de querer ir más allá, cierto inconformismo que me conecta con dos de mis principales valores, que son la libertad y el desarrollo.
Algunas acciones que puedes empezar a practicar son:
- Recuperar tu curiosidad. Esa actitud con la que nacemos y que poco a poco, vamos perdiendo a medida que crecemos. Esa forma de ver la vida en la que nos hacemos preguntas y con la que disfrutamos de explorar. A veces, sin buscar un objetivo concreto, sino por el propio placer de investigar. Una pregunta puede ser valiosísima porque te lleva la atención a ese contenido.
- Valora y promueve la diversidad en tu entorno. Nútrete de miradas diferentes a la tuya, de opiniones que te aporten novedad y diferencia. Esto al principio puede ser incomodo, pero te aseguro que si aprendes a abrazar esa incomodidad desde el respeto, te va a ayudar a desarrollarte en muchos sentidos. A ver otros puntos de vista y a crear desde lugares que ni te habías imaginado.
- Para, reflexiona. Dedícate algunos minutos a no hacer una actividad. Regálate momentos de descansar la mente, observar el entorno y hacerte preguntas importantes para ti. Hay una palabra que ayuda a hacerte preguntas poderosas “realmente”. ¿Realmente porqué pienso esto? ¿Ralamente en qué se basa? ¿Realmente porque es importante para mi?
- Investiga. No te quedes en lo superficial, en lo estético o en lo común o en lo popular. O por lo menos no te quedes en eso cuando son temas importantes y que tienen un gran impacto en ti y /o en los demás. Elige tus fuentes, cuestiona lo que te llegue y manejar la incertidumbre de no saber. Tendemos muy rápidamente a querer tener y dar una opinión, una respuesta. Lidiar con el “no saber” puede ser incomodo, pero forma parte de tu proceso de aprendizaje. No temas a decir “aún no lo sé”. Eso significa que tienes un campo apasionante para descubrir.
- Escucha. Pero escucha para comprender, para descubrir. Desde dónde y para qué escuchas pueden marcar mucha diferencia en tus relaciones y conversaciones.
Uno de mis propósitos este nuevo curso tiene que ver con poner todavía más atención en desarrollar este tipo de pensamiento. Lo siento como una responsabilidad. Si te animas a hacer lo mismo, estaré encantada de compartir experiencias y aprendizajes.