Cómo vivir la incertidumbre

El otro día compartiendo una conversación con un grupo de personas de diferentes empresas, salía un elemento común que les preocupaba a la mayoría: “Tenemos un futuro muy incierto y eso nos influye en nuestro día a día”, “No sabemos qué pasará… y eso condiciona nuestra manera de estar, hacer, pensar…”

Hablamos mucho de cómo está cambiando el entorno, del famoso mundo VUCA, de nuevas tendencias, pero, ¿cómo están viviendo realmente las personas de las organizaciones estos momentos? ¿Qué están sintiendo, pensando, haciendo?

Habrá de todo, porque cada persona somos diferentes y tenemos nuestros matices.

Sin embargo, tengo la sensación de que en muchos casos no se está acompañando de forma efectiva este sentir: Mezcla de inseguridad, temor, desconcierto… y que es clave para el éxito de cualquier transformación.

Si no tenemos en cuenta, desde dónde estamos viviendo los cambios las personas, difícilmente nos acompañarán en los procesos y en los resultados.

Más allá de etiquetas, de mensajes hechos (“el cambio siempre es una oportunidad”, “renovarse o morir”…) que están muy bien para inspirar en un momento dado -yo también los he utilizado- , me gustaría que fuésemos a la realidad de la situación, ya que es la única manera de poder resolverla.

Nos encontramos con organizaciones que hasta hace unos años no se planteaban que tenían que hacer las cosas de diferente manera, los resultados acompañaban y vivían momentos de auge. Pero que ahora -en algunos sectores se está notando más que en otros-, necesitan estar constantemente creando nuevas formas de llegar a sus usuarios y clientes.

También tenemos a personas, que a sus 50/60 años ven como tienen que adquirir nuevas habilidades, herramientas y adaptarse a un entorno desconocido, mientras tienen que convivir con otras generaciones con necesidades y formas de estar muy diferentes – los que a su vez también tienen que aprender a relacionarse en esa diversidad-.

En el mismo contexto, podemos encontrar a Directivos que han depositado toda su confianza a las nuevas tendencias sin entenderlas demasiado bien. Y a personas que con toda su buena voluntad emprenden cambios – nuevas metodologías, procesos, más etiquetas que suenan fenomenal y que se aprenden en todas las escuelas de negocio, pero que luego llevarlas a la practica de una organización real suele ser más complejo-.

A todo esto, súmale un Mundo globalizado donde ya no es suficiente con lo que haga yo. Si no, que me afectan actos que se me escapan de la mano…

Desde este marco, es desde donde muchas personas reconocen “vivo en la incertidumbre”. Es legítimo. El reto está en aprender a moverse con y en esa incertidumbre.

Todas las personas -quien más o quien menos- tenemos una necesidad de seguridad. La clave aquí es entender qué significa seguridad para cada uno, y desde ahí actualizar ese sentido.

¿Qué es seguridad para ti?

Tal vez hayas contestado “saber qué pasará y qué no”, “saber que no voy a peder ciertas cosas que son importante” , “asegurarme ciertos beneficios”…

El problema es que en muchas ocasiones no puedes prever de antemano qué pasará o no con el tipo de detalle que te gustaría. Ahí es donde tienes que fiarte del proceso. Una manera muy útil de ir desarrollando esta confianza es a través de la duda. Puede sonar extraño, pero metafóricamente es como en una relación: cuando una relación aguanta la discusión, es capaz de ver el valor de las diferencias y de ir construyendo desde ese lugar, muchas veces se hace mucho más fuerte.

Si vas dudando activamente del proceso, y esas dudas te van sirviendo para ir despejando información, puedes ir cuestionando y generando esa confianza.

Otro de los problemas con la seguridad es que muchas veces la vemos como algo que se puede tener /dar, y en consecuencia se puede destruir/perder. Para otras personas es como un lugar – la zona de confort-.

¿Qué pasaría si entendiéramos la seguridad como una manera de hacer las cosas? Hacer las cosas de una forma óptimamente segura: qué herramientas necesito, qué aparatos, qué condiciones necesito crear…

¡Ojo! Aquí el reto está en no confundir “seguridad” con “aquello que puedo controlar”. En un Mundo tan incierto como el que hemos descrito en los primero párrafos, parece muy ingenuo pensar que “puedo controlar todo”. Es mucho más útil pensar en cómo me puedo preparar para poder responder si las cosas se descontrolan. Incluso a veces, descontrolarlas de forma apropiada para ir más allá de mis propios límites.

Así que lo que propongo es desarrollar la habilidad y las actitudes para la incertidumbre en los equipos y en las organizaciones. Porque cualquier proceso de cambio – y de innovación- será necesario aprender a manejarte de forma menos segura de lo que nos gustaría.

¿Cómo se hace eso?

  • Investigando sobre el significado de “incertidumbre” ¿Qué significado y qué significancia le estoy dando?
  • Identificando los pensamiento y emociones que se tienen sobre esa etiqueta. ¿Qué es la incertidumbre para mí? ¿Qué tiene de “bueno”? ¿Qué tiene de “malo?
  • Ayudando a actualizar el significado de “seguridad”
  • Poner la atención en la “seguridad desde dentro”, de mi propio sentido de lo que yo hago, cómo y porqué lo hago: ¿Qué y cómo puedo hacer de forma lo más óptimamente segura en el momento en que estoy?
  • Desarrollando nuevos modelos que nos ayuden a gestionar las cosas van cambiando de una forma dinámica.
  • Ir creando confianza en el proceso a través de las dudas. Aprender a dudar y utilizar la información que voy creando
  • Experimentar y notar los beneficios del descontrol apropiado.
  • Practica, practica y practica.

Espero este texto alguna duda te haya despejado, y otras te haya creado! 🙂

“La primera vez que hice surf no me gustó nada. Cada vez que intentaba subir a la tabla, me volvía a caer. Me parecía horrible la sensación de no saber hacer. Pensar que en cualquier momento me podía caer. Luego, he vivido otras situaciones en las que he sentido algo similar a aquellos días en Somo (Cantabria). ¿La diferencia? La estabilidad estaba dentro de mí, así que el movimiento de fuera me influía menos”. Capítulo 2”¿Sobrevives o sufres la ola? Disfrutar en un momento incierto de mi libro Abraza los cambios.

¡Porque surfees las olas y disfrutes haciéndolo! Vanessa