Tu mundo. El mío. El nuestro.

Relacionarnos con otro ser humano no es tarea fácil. Una cosa es ir a tomarte una caña con un amigo, pasar un rato con un compañero del trabajo, y otra muy distinta tener un proyecto común –del tipo que sea, profesional o personal- con otra persona.

En el momento en el que yo empiezo a habitar el espacio del otro, y el otro el mío, la cosa se empieza a tornar compleja. Yo llego con mi Mundo, y con mi mochila. El otro llega con su Mundo, y con su mochila. Y juntos tenemos que crear un Mundo, y ver qué hacemos con las mochilas.

Podría hablarte de algunos conceptos, como el ‘contrato’, o la ‘gestión de expectativas’, que son clave para el funcionamiento de una relación. Pero hay determinados momentos en los que los conceptos no son suficientes. La realidad es compleja para intentar meterla dentro de un concepto.

Hoy prefiero compartir contigo mi experiencia sobre algunos elementos que pueden ser clave a la hora de gestionar – mantener, transformar, desarrollar- una relación de la forma más sana posible:

  1. Notar lo que va pasando. ‘¿Cómo hemos llegado hasta aquí?’Aprender a notar los cambios en el otro, en uno mismo, y en la relación es muy útil para ir desarrollando la relación. Tener esa agudeza y sutileza de observar los detalles, las diferencias. A veces solo notamos que ésta cambiando algo, cuando ya es demasiado intenso.
  2. Nombrar lo que va pasando. ‘No es para tanto’‘Seguro que se acaba pasando’. A veces nos da tanto miedo hablar de ello, que preferimos mirar para otro lado. El peligro de esto es que, la única forma de poder solucionar algo, es identificarlo. Solo puedo hacer algo con ello, si lo acepto.
  3. Escuchar las necesidades. La auto-observación y auto-escucha es tremendamente útil. Si no sé que estoy necesitando, ¿cómo se lo voy a expresar a la otra persona? También saber escuchar las necesidades del otro con respeto y curiosidad. ‘Dices que necesitas más libertad, pero ¿qué significa para ti ‘más libertad’? Una de las causas más comunes de conflicto, es que podemos estar utilizando la misma etiqueta, con contenido totalmente diferente. 
  4. Actualizar. En ocasiones, nos relacionamos con una persona de la misma manera que lo hacíamos históricamente. Recuerdo una relación en la que era ver a esa persona y seguía viéndola como 6 años antes, mantenía el mismo vínculo, la misma forma de relacionarme, cuando realmente yo había cambiado en ese tiempo. Y esa persona también. Al no actualizar la relación, yo seguía comportándome con ella con mi ‘yo de antes’, y le seguía atribuyendo los mismos ‘valores’sin comprobar –con la experiencia real- que es lo que había de nuevo. 
  5. Proceso vs. Producto. A veces pensamos en el ‘amor’, la ‘confianza’, la ‘pasión’, el ‘compromiso’, como algo que una vez se tiene ¡ya está todo hecho! Esto nos lleva a no hacer activamente por mantener o aumentar. Si esa relación nos importa, es necesario cuidar el proceso. 

Y por último y no menos importante, tener compasión: con uno mismo y con el otro. Pregúntate ¿lo estoy haciendo lo mejor que sé en este momento? ¿Qué estoy aprendiendo? 

¡Por tus aprendizajes!

Vanessa